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Odradeck

Historia de tres

 

Tendrían que haberla visto, todos ustedes que amordazan esos gestos a media luz – ustedes: pequeñas bestias asalvajadas a la deriva ----- tendrían que haberla visto desanudando suturas y arreciando espigas con sus vuelos de mariposa aleteante en el interior de la cueva, poniendo dulce y brava la primera piedra.

 

Tendrían que haberla visto, todos ustedes, haberla visto llegar, quitarse el abrigo sin hacer ruido, los tacones tras la puerta, una taza de té y ya la dejo con ella ----- tienen que estar solas y yo, yo necesito también una tregua, ustedes me entenderán. Cuelgo su abrigo y me siento, sus zapatos enfrente, sus zapatos que son siempre suyos sin ser jamás los mismos, que son siempre tristes sin ser jamás culpables, y me ensimismo y me acompaso con el latido oculto de los pasos que la trajeron hasta aquí. Sé que su libertad está más cerca, que su libertad empieza cuando termine la nuestra y que hasta entonces nada ----- y sin embargo ella con la primera piedra.  Esclava de nosotras, esclava con nosotras, pero cómo se abandera en su dulzura, cómo se desliza adueñándose a su paso de cada rincón y adueñándose con ello de nuestras vidas, sobre todo de la mía.

 

Tendrían que haberla visto. No temblaba. Y yo tampoco. Ustedes comprenderán la trascendencia de todo esto. Yo no temblaba. Era mi presente que no termina, mi presente que se estira y me estira y amenaza con romperse y dejarnos con la piel de gallina y los ojos como platos. Ése mismo dragón enfurecido y yo no temblaba.

 

Luego mi sonrisa de arlequín tan lejos del carnaval, mis tiras y afloja con el lanzador de cuchillos, el de los dedos envenenados, el de la guarida como una caricia de viento huracanado, ése mismo, embustero de sus idas y venidas, sus despistes, sus fintas para aparecer cual crepúsculo indomable entre tu sueño y el mío y el de ella, que es siempre el mío. Y ni siquiera eso ennoblece estos abracadabras de Alí Babá encerrado para siempre en su propio tesoro.

 

Porque es esa extensión infame del mundo, esa ventana con pupilas de homicida, la que se volvió hacia nosotras y asintió por primera y última vez dejándome sí, con la piel de gallina y los ojos como platos.

 

 

Díganle que supimos antes,

Que habíamos hecho antes

El desande del camino,

La perla tropezada,

El gargarear los soles.

¡pero antes, mucho antes!

 

La colmena, el rumor velado

Y el cómo salpican las ciudades su aroma clandestino de incesto,

Sus gonorreas de neumático ardiente...

 

Pero hemos surcado el horizonte, lo hemos vaciado ¡Dentro!

 

En Buenos Aires, en un cuarto cualquiera,

Un pulso cualquiera

Responde a su suerte

Acurrucando a su nombre

Escrito en algún lado.

 

Ofrecemos nuestros huracanes amordazados

Que danzan entre las colillas de los ceniceros.

 

Tú construyes tus puentes, pero yo sigo descalzo.

Traes dentistas, pero mastico la luz del sol.

 

Nos bendices de aburrimiento

 

Ciudad.

 

 

 

La vuelta a las fotografías descolgadas, que salpican todo de pelusa inerte. La vuelta y despedazar papeles salir a la calle notar el frío como un puñetazo.

disenchantment

 

Parece que no, pero en todo lo que toco voy lentamente dejando de aparecer.

 

Me pregunto y me pregunto

 

Me pregunto y me pregunto. La lluvia, la pregunto. O que ella pregunte. La lluvia y verla, preguntar lo llovido, preguntar lo eternizado en ver llover a la lluvia que llueve, si se eterniza o si sólo se llueve, preguntarse si alcanza con que no llueva para no dejarse de preguntar y repreguntar. Que llueve y es así. Que llueve y es verdad. Casi con envidia mirar y preguntar. Preguntarse y llover. Aunque siempre sea vernos dentro mirar la lluvia. Aunque sólo sea no querer hacer, más que no tener qué hacer.

Que lloverá preguntando.

sigue habiendo vida

 

 

 

 

Líneas naranjas y negras desafían la ley de la gravedad

en un patio de luces / líneas que se arquean

para luego destrozarse en cada una de las esquinas

de una mente irregular con dos párpados amarillos.

Me gusta porque es mío / porque consigue aparcar mi rabia

en el cuarto sexta ---- mi rabia en el cuarto sexta ----

¿Quién se atreve ahora a vender mis huesos?

No dudé en hacer equilibrios sobre las rocas /

es el mismo mar / la misma sal / igual muerte

en otra estación de metro con los colores mezclados.

no-one meeting

 

En tanto sumar palabras, bestias apalabradas, vacíos de una sola palabra, que sepan tu sombra y tu aliento y lo recorran en la memoria de un sueño que siempre o casi siempre amenaza con no cerrar la puerta.

fullcase going

 

 

Nos oiremos volver nuestros pasos, pero de a dos pasos y no de regreso. Así tendremos distancia incógnita, donde dejar lo ignorado por arduo o insólito.

Nos vendremos de allá, dijo,

en lo que queda,

allá como si hubiera,

allá o mañana / y camino: uno/ alma: una

nadie puede tomarse esto en serio, sobre todo este poema...

nadie puede tomarse esto en serio, sobre todo este poema...

 

 

Hoy recordé

                                   que decir Vamos

 

es también decir Ya llegamos

 

que también es decir Adónde

 

que también es preguntar Para esto vinimos?

 

Hoy recordé por partes

quizás insuficientes pero por partes

 

que todo este juego no es más que andar atento a qué pasa en los bordes

 

y que con eso alcanza

 

no?

 

o que al menos alcanza para no tener esos tontos momentos de indecisión

en los que parece que no pasa nada

 

y es que

 

            en realidad

 

no pasa nada

Gráfica de autor desconocido pero cedida por nervoustypin'

Nightmares

 

Sin vigilancia en un pseudo sacrilegio de ángeles noctámbulos

repito las palabras que la tierra hundió en nuestro propio orden,

tan lejos de las realidades universales que rigen la enfermedad y el caos,

tan dolorosamente cerca de la fugacidad que abraza a las estrellas que regalan deseos

a cambio de romper el cielo con sus juegos geométricos.

 

Ya los centros neurálgicos se perdieron en los laberintos engañando a todos los mortales,

tragándose sin contemplación las flores que otorgan elegancia y clase a la mediocridad que las rodea.

 

No existe combustión más lenta que la de extinguir la electricidad

de esas ondas que trabajan arrancando migraciones de uniones casi magnéticas,

ni sonatas para silencios que no se llaman más Poesía sino Absurdidad.

 

“Son como descargas de humo que se instalan en el pecho para respirar lo de siempre”

 

(No le interesa)

 

“Como si las palomas se acordaran de lo que las envenenó y sobrevolaran sus basureros arrancándoles los parches de cemento llamados Ciudad”

 

(No le interesa)

 

“Como la mezcla de ingratitud y excrementos que convierte el cielo en un mundo impenetrable”

 

“Déjeme en paz”

 

Nada se quiere saber, no se quieren saber más, es cuando los espacios no dan más de sí y se convierten en rompibles por necesidad o por voluntad de los desgraciados que recién se acuerdan.

 

Quién se engaña y se ríe y no conserva oro en sus bolsillos,

quién no guarda las cortinas siniestras las siniestras ventanas que nacen monstruos

mientras la luna juega a ser Sol

a iluminar

a reflejar

a ser día

y nadie puede dormir

Por ser juego el que se agranda en una cancha ahí arriba

todos aplauden gritan se dan la mano,

todos ahí arriba mezclados entre dinosaurios que no creen en aficiones que son sabios

y gobiernan porque está lleno de hierba

con las patas saludan a los bailarines

el ritmo se diluye en los relojes y en el tiempo de cada uno de nuestros dedos, diez años para cada derrota

habrá que empezar a llorar.

 

Entre tanto:

Espigas y otras plantas dolientes que se vuelven de algodón en cada victoria

Mapas que se pierden entre espacios de polución grises y amarillos

Construcción mundial elevada con comas que se tambalean en vano

Gritos silenciosos, abruptos precipicios, intentos, intentos, siempre intentos de suicidio

Nubes de hierro están de guardia se quedan adentro vigilantes de hierro

Alteración de la literatura, verbos palabras cristales se rompen igual que los días

Ceniza irreparable inconformista

es una pesadilla.

Primera fuga

                                        

                                     Las llaman por sus nombres y ellas responden por sus

                                                  nombres

                                                  pero se nos desnudan en los parajes oscuros.

 

                                                                                                E. L

Rebelión que cesa,

que pierde su noción,

su signo. Así

 

mis pasos,

                  déjalos.

 

Tienen su cauce,

tienen su propia letanía

de destinos cúlmines.

 

Los he visto seguir la primavera.

y ella vana, como siempre.

  

(Sí! El alma tiene garganta,

carraspea y refunfuña,

duele cuando traga: pedacitos de vida que hacen

de cada partida

un sitio que es siempre el mismo)

  

Pero he partido.

Ahora, recién ahora, lo digo.

(escucho el viejo

ruido animal de la víspera)

 

Predico lo que aún nadie ha decidido,

las demandas pendientes del alba

los eslabones sueltos del aire.

  

Pero no alcanzo a responder

más que a las cercanías

que en vano ahuyento

 

como si fueran acaso

reflejos de un mundo

dulcemente extraño.

 

Roturas

Quizás sea el poder de romper el sueño de la ciudad,

de rompernos al pensar en el silencio

que descuartizamos detrás de las persianas,

de romperle a la razón la médula espinal y destrozar

esas culpas que se esconden en los armarios

y se convierten en testigos de nuestro crimen,

- homicidas de quién decide mirarnos a los ojos,

suicidas de los miedos que desatamos

de las patas de nuestra conciencia-.

O tal vez romperse entre la luz que nos sorprende inevitable

cubriendo de miradas que se tambalean y se rompen

que acechan dispuestas a disparar culpabilidad

cuando despertemos,

para romperse entre los días que vendrán.

IV

hay
homenajes ridículos -- que
me hago ----- silenciosos y ridículos
como nunca otros homenajes:
y hay en todos ellos ----
mucho de mí ----
que se va, no sé dónde


sin embargo, yo ---- desprovisto
de ellos ---- le entrego
carne y uñas
a mi suerte ---- y entonces es así
 que me quedo ---- con
mis tontos
homenajes -----
que vulgarizan
al mundo ---
siendo de mis justicias
la que en secreto ----
más me avergüenza


y siento la soledad
como la --- única ---
de las venganzas

aunque ----

no sepa ---

de qué


me han culpado

tRiStaN TzAra

tRiStaN TzAra

Cada página debe abrirse con furia, ya sea por serios motivos, profundos y pesados, ya sea por el vórtice y el vértigo, lo nuevo y lo eterno, la aplastante espontaneidad verbal, el entusiasmo de los principios, o por los modos de la prensa. He ahí un mundo vacilante que huye, atado a los cascabeles de la gama infernal, y he ahí, por otro lado, los hombres nuevos, rudos, cabalgando a lomos de los sollozos.He ahí un mundo mutilado y los medicuchos literarios preocu­pados por mejorarlo. Yo os digo: no hay un comienzo y nosotros no temblamos, no somos unos sentimentales. Nosotros desgarramos como un furioso viento la ropa de las nubes y de las plegarias y preparamos el gran espectáculo del desastre, el incendio, la des­composición. Preparamos la supresión del dolor y sustituimos las lágrimas por sirenas tendidas de un continente a otro. Banderas dc intensa alegría viudas de la tristeza del veneno. DADA es la enseñanza de la abstracción; la publicidad y los negocios también son elementos poéticos.Yo destruyo los cajones del cerebro y los de la organización social: desmoralizar por doquier y arrojar la mano del cielo al infierno, los ojos del infierno al cielo, restablecer la rueda fecunda de un circo universal en las potencias reales y en la fantasía individual.La filosofía, he ahí el problema: por qué lado hay que empezar a mirar la vida, Dios, la idea y cualquier otra cosa. Todo lo que se ve es falso. Yo no creo que el resultado negativo sea más importante que la elección entre el dulce y las cerezas como postre. El modo de mirar con rapidez la otra cara dc una cosa para imponer directamente la propia opinión se llama dialéctica, o sea, el modo de regatear el espíritu de las patatas frutas bailando a su alrededor la danza del método. Si yo grito:IDEAL, IDEAL, IDEAL, conocimiento, conocimiento, conocimiento bumbúm, bumbúm, bumbúm, 

registro con suficiente exactitud el progreso, la ley, la moral y todas las demás bellas cualidades de que tantas personas inteligentil han discutido en tantos libros para llegar, al fin, a confesar que cada uno, del mismo modo, no ha hecho más que bailar al compas de su propio y personal bumbúm y que, desde el punto de vista de tal bumbúm, tiene toda la razón: satisfacción de una curiosidad morbosa, timbre privado para necesidades inexplicables; baño; dificultades pecuniarias; estómago con repercusiones en la ‘ida; autoridad de la varita mística formulada en el grupo de una orquesta fantasma de arcos mudos engrasados con filtros a base de amoniaco animal. Con los impertinentes azules de un ángel han enterrado la interioridad por cuatro perras de unánime reconocimiento.

                                          ( . . . )

                      

                                                                    Manifiesto Dadaísta

laUtRéaMOnT

Con la música a otra parte.

 

Sí, buenas gentes, soy yo quien os ordena quemar, sobre una pala, enrojecida por el fuego, con un poco de azúcar, el pato de la duda, de labios de vermut, que derramando en melancólica lucha entre el bien y el mal, lágrimas que no brotan del corazón, hace en todas partes, sin máquina neumática, el vacío universal.

 

Franelas

El uso reiterado de una palabra imbécil (magna, pero imbécil) (sucia, pero magna), la cuestión de saber mover los dientes, de saber conservarlos y de por sobre todas las cosas, saber que los dientes pueden doler, sí. Son otros los mundos posibles, Sr V. Yo he imaginado uno y fue mi amante por algunos años. Lo prendí a mi solapa, lo llevé de estampita. Un día lo deseché por impuro. Habría que saber que en todos los juegos, en todas las versiones de mundo y en todas las formas de decir mundo, existe también un mundo, y mundo es una palabra que de tan vapuleada, de tan puesta a secarse al sol, de tan insuficiente para que vos y yo nos acerquemos y no nos muramos de ganas de comernos los ojos, de masticarnos las alas, de olvidar los plumíferos deseos en nuestras palmípedas nociones de amar y morir, ha felizmente caducado.

A veces –sólo a veces- creo que en tanto no nos libremos de esa fastidiosa consigna que consiste en remediar con placer nuestro sacrificio, nuestro placer nunca será placer ni será placentero. Nunca nuestro placer fue tan bestialmente amargo. Nuestro placer –que existe y es real- nos anima a convertirnos en pura ilusión masturbatoria. Nuestro placer –que es un caníbal mirándose los dedos con ansias- tiene de vos un par de sopapos al aire y de mí unas cuantas miradas de semáforo. Haberlo, haberlo sabido antes! Esta rutina hipermodernizante que hace del gesto apropiado de tus piernas-montaña rusa el arisco darse vuelta de tu chico maravilla mirándome desde su pupila de arquitecto, vanagloriado por sesiones olímpicas de vino y queso y mesas ratonas y gente alrededor, me deja en mi propia cáscara, durmiendo tranquilo, con resto para el mañana.

Lo raro, lo verdaderamente raro, lo que me intoxica por rachas de todo esto, es saber que, tal cual como lo pintaba el Eclesiastés de Rimbaud, éstas son prácticas de Todos.

A partes divididas

A partes divididas

Personaje 1  

Decide el día por él cuando mira a través y no ve nada. Qué toca hoy, a quién y para qué, los árboles son troncos solamente. Tal vez mañana pueda esperar lo que pasó sin saber que se fueron muchas cosas en ese autobús que no hacía paradas. Porque no caben en un ascensor corcho y papeles en blanco a la vez, son leyes que los días impares cumplen a rajatabla.

También quisiera comer cuando no hay nadie a quién mirar, para no perder experiencia ni soledad, pero demasiadas veces el día decide por él. Y la noche, simplemente, reserva su necesidad.

Dos días en la ciudad de agosto y ya no duda sin dar un paso en falso, uno más para torear coches blancos con luces verdes que le llevan dónde él quiera, dónde el día decida para no perder la fe en las aceras. Las neveras quedaron para los demás, solamente espejismos que suicidan los colores que le enseñaron en la guardería. No hay que dejar de jugar al dime-lo-que-piensas-y-te-diré-en-quién-crees. Se pueden derretir las cortinas de un hostal al pasar por debajo y seguir con el chaparrón de soledades extranjeras que tal vez no quieran volver, que tal vez sólo sean edades perdidas que esconden excusas y disimulos. Son riesgos que se deben correr para poder andar hacia atrás si el día lo cree importante.

Después de cruzar la avenida, más escaleras que llevan a nuevas salas de estar, miles de puertas de madera que esconden todo aquello que le es ajeno. Abrir a veces es cerrar, y escoger, rechazar. Quizás no tenga que decidir, quizás también el día le regale unas pequeñas vacaciones y vuelva a decidir por él. Al fin y al cabo, el tiempo llueve implacable sobre los dos y no hay ninguna posibilidad de resguardarse en un portal cuando se vive en el asfalto.

  Personaje 2  

Ella es la chica reserva para los momentos de la pena. Se sirve ella misma de la nevera y bebe sin cuidado un refresco sin marca. Nadie la ve. Y todo le parece menos importante mientras regresa a la cama a ver cualquier programa de televisión, porque la televisión cuida muy bien de los cuerpos en espera. Alguien le dijo entre luces de colores y canciones de otras temporadas que no aprendió nunca a elegir, que era la noche la que escogía por ella. Y entre carcajadas se abrazó a un metro setenta sin nombre que la miraba desde la distancia de otra vida y siguió bailando. Siguió bailando hasta que el Sol apareció para darle la fuerza que necesitaba para despedirse. Porque las despedidas eran uno de sus vicios, quizás el que más odiaba por caprichoso e inoportuno. Y la oscuridad quedó encerrada en el último cajón, compartiéndose con ropa interior y alguna carta de amor de los años de escuela primaria.

Una semana en la ciudad de agosto y ya no tiembla al recordar las palabras que la hicieron vulnerable al mezclarse con colchones que huelen a piso sin barrer. Se pueden recorrer túneles sin agachar la cabeza para que la oscuridad no dispare al corazón, se puede vivir algunos días atando la conciencia a las patas de la cama. Aunque la crueldad siempre nacerá para ser sufriente en las chicas reserva, que aprenden a fingir felicidad antes de reconocerla para huir del dolor a base de pastillas y pequeños sueños eternos, para engañar unos minutos a las heridas que no aceptan tratos. Son negocios imposibles.  

Cruce primero  

Las chicas reserva esperan a que ellos decidan, no tienen ninguna intención de dejar de escapar, ni de olvidar la prisa como amiga íntima. Las chicas reserva son salas de espera que dejan de marcar la hora cuando el amanecer se quema. Él las conoce bien, la conoce bien, y al día y su noche también. A veces cuando las sombras ocultan lo perdido se dan la mano y pasean por las calles, sin importarles el camino de vuelta. A veces se pierden al descubrir que el asfalto duele más cuando los sueños gobiernan, que la urgencia quema más cuando la noche se quema. A veces, sólo a veces, el día decide por él, la noche decide por ella.

Blow, wind, blow

 

Como si yo no quisiera /

que haya espacio /

sopor pero siempre espacio/

debajo de los pies espacio /

y espacio entre las cosas /

como si eso no fuera así /

y como si no hubiera

razones de andar tan desapercibido

por las calles finales del mundo...

 

Contra las cuerdas

Contra las cuerdas

El humo ató todos los sueños sin hacer ruido.

Para empañar los cristales con el vaho de los ángeles
vino esta madrugada,
para suicidar los restos de humedades que quedaron olvidados
en la almohada.

Qué es la larga afiebrada víspera

Qué es la larga afiebrada víspera Fascinación

del agua en trance de hacerse piedra Qué:

Sino darme/ darte golpes a fuego de insoportable certeza Cuando

pasadas las dos este pedacito de papel esconde un bolsillo entero y espero acaso

a que lluevan las vidas los paraderos los talismanes a lo largo de un viaje

que tiene sus propios motivos